Gramíneas: Aplicaciones Agronómicas

Gramíneas: Aplicaciones Agronómicas

Por la importancia de las Gramíneas: Aplicaciones Agronómicas puede afirmarse que dicha familia botánica, tan evolucionada, diversa y ampliamente adaptada, constituye, en un mundo acosado por el hambre, un pilar básico de la agricultura. Pero el interés de las gramíneas, que cubren el 70 % de la superficie emergida de la Tierra, es mucho mayor que el que se deriva de su explotación por una agricultura intensiva.

Las gramíneas que crecen espontáneamente son la base principal de los pastizales de amplias regiones del planeta y cuando se trata de recuperar ambientes degradados las gramíneas son las especies que ofrecen, a menudo, las mayores posibilidades de éxito: para estabilizar las tierras áridas y semiáridas, para evitar la erosión, para rehabilitar los suelos salinos, etc.

Morfología de las gramíneas

Aparato vegetativo

Una gramínea se desarrolla, en general, en forma de mata, y está compuesta por un conjunto de unidades o elementos más simples: el vástago principal y los hijuelos. Los hijuelos pueden considerarse unidades biológicas autónomas, aunque no sean totalmente independientes. Un hijuelo en estado vegetativo está formado por varias hojas, sin que se muestre el tallo. Cuando éste se desarrolla, las hojas se disponen dísticamente a lo largo del mismo y aparece una inflorescencia en su extremo superior.

Los hijuelos nacen, como se ha dicho, en la axila de las hojas y se desarrollan según dos tipos de crecimiento:

  • Crecimiento extravaginal: Si perforan las vainas, como en Agropyrum repens, Agrostis gigantea, Holcus lanatus, etc. Entonces producen rizomas (tallos subterráneos, con hojas en forma de escamas) o bien estolones (tallos que se extienden sobre el suelo, con hojas bien desarrolladas). En ambos casos, en los nudos de estos tallos se forman raíces y nuevos hijuelos, de modo que pueden dar lugar a plantas independientes. Así, a partir de una sola planta se puede ocupar un gran espacio de suelo, formándose un césped claro, poco denso.
  • Crecimiento intravaginal: Cuando los hijuelos crecen en el interior de las vainas, tal como sucede en la mayor parte de las especies. Se trata de las plantas cespitosas, como Festuca ovina y las diversas gramíneas pratenses de clima templado, que dan lugar a una formación cerrada, densa.

Inflorescencia

El aparato reproductor de una gramínea forma, en su conjunto, la inflorescencia, cuya unidad morfológica básica es la espiguilla. Una espiguilla está formada por una o más flores reunidas en espiga, es decir, unidas directamente a su eje, y protegidas por dos brácteas, las glumas. En algunas especies, las glumas son importantes y cubren a la totalidad de las flores de la espiguilla, pero en otras especies han quedado reducidas a simples filamentos (cebada) o a escamas (arroz).

La flor típica de una gramínea comprende:

  • dos brácteas protectoras
  • tres estambres
  • un ovario, con dos estigmas, en general
  • dos o tres pequeñas escamas, situadas en la base del ovario, los lodículos, cuya misión es forzar la apertura de las brácteas en el momento de la antesis

Tipos de inflorescencia:

La inflorescencia típica de las gramíneas es una panícula, con espiguillas que se insertan en el raquis o eje de la inflorescencia sobre pedúnculos o pedicelos más o menos largos. Son panículas típicas las inflorescencias de arroz, avena, sorgo, mijo, Festuca sp., etc. En algunos casos, los pedúnculos son tan reducidos que las espiguillas aparecen unidas directamente al raquis. Entonces se habla de inflorescencia en espiga. Tal es el caso del trigo, la cebada, el centeno y el triticale, entre los cereales, y el raigrás entre las gramíneas pratenses.

El Grano

El fruto de una gramínea es una cariópside («con aspecto de nuez»), es decir, un fruto seco indehiscente en el cual el pericarpio está íntimamente unido al tegumento de la semilla y no puede separarse de ésta sin rasgar los tejidos. Ambas capas, a su vez, están fuertemente unidas al endospermo y al embrión. La cariópside es el fruto característico de las gramíneas.

Los granos pueden ser:

  • vestidos, si las glumillas de las flores permanecen unidas al grano: cebada, avena, arroz, raigrás italiano, etc.
  • desnudos, en caso contrario, como sucede en los cereales más evolucionados: trigo, centeno, maíz y sorgo.

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