Agronomía de la Cero Labranza

Agronomía de la cero labranza

El libro Agronomía de la Cero Labranza responde a inquietudes generadas tanto en agricultores como en otros ambientes nacionales, incluyendo núcleos académicos, ambientalistas, legisladores y otros, acerca de la necesidad de revisar prácticas agronómicas como la quema de residuos de cosecha y la labranza. Estas prácticas producen daño ambiental (erosión, aumento de CO2 en la atmósfera) que la sociedad globalizada está cada día menos dispuesta a aceptar. El momento es oportuno por cuanto en diferentes partes del mundo se ha demostrado la eficacia de prácticas agronómicas que no rompen el suelo y que detienen e incluso revierten los procesos de degradación ambiental siendo, además, económicamente favorables.

¿Qué es Cero Labranza?

El origen de la cero labranza se encuentra en la búsqueda de soluciones técnicoeconómicas que permitiesen desarrollar la producción de cultivos en zonas con pendientes.Las primeras investigaciones se realizaron en la Universidad de Kentucky, en el año 1974, diseñando maquinaria especializada.Tecnológicamente esta metodología de cultivo estaba dirigida a zonas que eran marginales para la agricultura. Desde un punto de vista empresarial el problema era grave, las constantes labranzas habían generado una caída de rendimientos de importancia y una disminución de la rentabilidad de los sistemas norteamericanos de agricultura permanente. En la actualidad el sistema de cero labranza puede ser considerado como uno de los modelos más representativos de la sustentabilidad.

Las principales razones por las que la cero labranza se ha desarrollado masivamente, responden a necesidades esencialmente económicas, además de conservación de suelos y de eficiencia de uso de los recursos.

La cero labranza consiste en poner directamente la semilla de los cultivos sobre el suelo, sin remover los residuos del cultivo anterior. Es un elemento central en agricultura de conservación, que responde a la necesidad de mantener y/o mejorar la calidad de los recursos naturales renovables en el proceso productivo agrícola. La necesidad de realizar una agricultura sustentable está obligando a incorporar varios elementos agronómicos básicos en la agricultura además de la mínima o ninguna remoción del suelo y la mantención de los rastrojos de los cultivos sobre el suelo, tales como la rotación de cultivos, la cobertura permanente del suelo, el uso de abonos verdes y el control integrado de plagas y enfermedades.

La cero labranza se puede utilizar en diversos tipos de cultivos, incluyendo cultivos anuales, hortícolas, frutícolas y forestales. Es una aproximación diferente hacia la agricultura que es aplicable a propiedades de cualquier tamaño. Sus principios están siendo investigados y desarrollados y la tecnología está siendo implementada en grandes áreas agrícolas en el mundo, como Brasil, Argentina, EE.UU., Canadá, Paraguay y Australia. Es una práctica agronómica que permite cultivar el suelo con diferentes sistemas de producción manteniendo y/o aumentando su capacidad productiva

Comparación cualitativa entre preparación de suelos tradicional y cero labranza sobre algunas características del suelo y los cultivos

La cero labranza es amigable con el medio ambiente ya que, además de disminuir o prácticamente detener la erosión del suelo, en el largo plazo aumenta su fertilidad disminuyendo los requerimientos de fertilizantes. Disminuye, además, la contribución que el suelo hace al CO2 de la atmósfera cuando es labrado y, por el contrario, captura carbono en el suelo. Las ventajas de esta técnica son muchas e incluyen aumentos de rendimiento y de productividad, reducción en el uso de combustible y de mano de obra, reducción del uso de insumos, aumento significativo en el contenido de materia orgánica y de la diversidad biológica en el suelo, reducción de la erosión

Como todas las prácticas agronómicas, la cero labranza requiere de adaptación local, para lo que es esencial la experimentación. No tiene un paquete tecnológico fijo y el agricultor escoge las opciones más favorables para sus condiciones específicas. Constituye la mejor tecnología para alcanzar la sustentabilidad agrícola a largo plazo. Mundialmente la cero labranza se practica en alrededor de 72 millones de hectáreas

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